Había una vez un árbol feliz.
Entre sus ramas había pajaritos traviesos, que piaban y jugaban todo el día.
El árbol los quería, y los conocía muy bien a todos.
El árbol les ayudaba y les enseñaba a ver el mundo que había fuera.
Un día, los pajaritos vieron que habían crecido, y que podían salir.
Entonces se fueron volando.
El árbol los miró partir con orgullo, porque entre sus ramas los había cuidado
durante mucho tiempo.
Los recordaría siempre.
A la mañana siguiente, el árbol estaba cubierto de rocío.
Nadie se dio cuenta de que había llorado.
SABES QUE SIEMPRE TE AYUDARÉ SI ME NECESITAS.
Tu profe.
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